Delta Hot y su indomable directo. El blues del siglo XXI.
Sobre el escenario, tres artistas que forman una unidad sin perder en ningún momento su propia identidad. Cierro los ojos, solo necesito un poco de concentración para poder distinguir con nitidez cada instrumento. El Blues enriquecido con Rock urbano, Psicodelia, Jazz...es la escusa para que los instrumentos dejen de ser objetos y se transformen en humanos, abarcando todos los extremos de una conversación, del susurro al grito histérico,del silencio al razonamiento sereno, de la risa a la protesta. Sus dueños en un nivel de complicidad envidiable, como niños que pertenecen a un club secreto del que solo ellos conocen las reglas, se divierten con los sonidos a su antojo atrapándonos por entero en sus juegos de interpretación.
Una formación integrada por Nico Alvarez, voz y guitarra incendiaria, una guitarra sin límites de registros, cuyas cuerdas, Nico roza, latiguea con el cable, acelera, frena... da igual, rendida entre sus manos, nunca pierde la armonía; Vicente Perelló Oliver que prolonga sus brazos con unas baquetas que acarician o descargan golpes de energía sobre la batería, llenándola de sutilezas y matices y Jimmy de Jesús, con un bajo tan delicioso que llega en ocasiones a perder su identidad de cuerda para transformarse en viento, un bajo que llama a “los niños” al orden cuando Vicente y Nico se pierden jugando en el recreo de las improvisaciones.
Un concierto bañado por la empatía que une a estos tres maestros dentro del escenario; un blues que lejos de desnudar el alma con dramas, se salda siempre con la fe en que la inteligencia, el arte, las emociones, y la propia energía que nos une a la naturaleza son indomables. Si el rock es la protesta urbana a la opresión urbana, el blues es la protesta del alma. Una nueva forma de mostrar esencias a través de un directo tan imprevisible como las propias emociones, el blues del siglo XXI.
